Los gatos comunican sus emociones y su estado de ánimo a través de su lenguaje corporal. No obstante, este lenguaje se compone de señales sutiles que no son fáciles de interpretar. Esto puede ser un inconveniente ante ciertas enfermedades ya que es posible que, si tu gato se encuentra mal, no logres detectarlo a tiempo y acudas a tu veterinario demasiado tarde.
En este artículo, te diremos a qué señales debes prestar atención, pues indican que tu gato podría estar padeciendo una enfermedad.
El lenguaje corporal de los gatos: interpretarlo y comprenderlo
En ocasiones, los seres humanos intentamos interpretar el lenguaje de los gatos como si se tratara de un lenguaje humano, es decir, como si cada gesto fuera el equivalente a una palabra. Pero la realidad es que los gatos no usan una sola señal para comunicar su estado de ánimo, sino que se comunican con su cuerpo entero, por lo que podemos distinguir, más que significados específicos, actitudes. Estas actitudes vienen acompañadas de un conjunto de gestos y posturas.
En una actitud de acecho, el gato se muestra alerta, con los ojos redondos y las pupilas dilatadas, sus orejas están alerta y sus bigotes tensos, su cuerpo se flexiona para saltar en cualquier momento sobre su presa; su cola puede estar levantada y, si se mueve, es con un vaivén hipnótico. La actitud de juego es muy similar, con la única diferencia de que el gato deja más expuesto su vientre y puede tumbarse en varias ocasiones. Por lo general, enseñar el vientre es señal de confianza y relajación.
Un gato que siente su territorio amenazado toma una actitud mucho más tensa y típicamente arquea el lomo en una postura amenazadora. Si un gato extraño entra en su territorio, el pelaje del gato se eriza para dar la impresión de ser de mayor tamaño y el minino puede lanzar varios bufidos de advertencia. Si el extraño continúa acercándose, el gato le lanzará una serie de zarpazos, con la cola vibrando y erizada como un plumero.
La actitud de un gato asustado es muy parecida y puede presentar el arqueo del lomo, pero, en vez de hacerse grande, el minino se hace pequeño de tal modo que hasta sus bigotes parecen encogerse y la cola, usualmente tan expresiva, se recoge cerca del cuerpo. Sin embargo, un gato asustado, herido o enfermo prefiere esconderse.
Por el contrario, un gato que se tumba en el centro de una habitación está haciendo una declaración contundente: «yo soy el dueño de este sitio». Con la misma actitud confiada, el gato se pasea por la casa y se restriega contra los muebles e incluso las piernas de las personas, un signo de que las ha marcado como suyas. ¡Así se comunican los gatos!
Los sonidos del gato también nos dan una pista sobre su lenguaje. El maullido sirve para llamar la atención de las personas y, con un poco de suerte, obtener un premio o una caricia. El ronroneo es un misterio, pues parece ser que los gatos lo hacen por placer, cuando se sienten satisfechos; pero también es muy probable que pensemos eso porque así nos hace sentir un gato ronroneando. Hay evidencia de que los gatos ronronean también cuando se sienten mal… Los bufidos y los chillidos suelen estar reservados para los otros gatos y perros entrometidos.
¿Cómo saber si mi gato está enfermo a través de su lenguaje corporal?
Más que buscar una señal específica, debes buscar cambios bruscos en su comportamiento. Por ejemplo, si tu gato usualmente es alegre y de pronto ya no tiene ganas de jugar, debes sospechar que algo no va bien. Si tu gato suele pasar las mañanas mirando por la ventana, y tras varios días no aparece en el alféizar, podría ser una señal de que no se encuentra bien. Asimismo, si un gato cariñoso de repente no permite que lo toques, esto podría ser signo de dolor. Lo más importante es que estés familiarizado con el comportamiento de tu mejor amigo. Cuando detectes cualquier cambio abrupto, lo mejor es que acudas al veterinario.
Estas son otros cambios importantes en el lenguaje corporal del gato que pueden indicar gato se encuentra mal:
- Disminuye su consumo de alimento: si has notado que tu gato no quiere comer, esto no suele ser una buena señal. Una manera de monitorizar su consumo y, por lo tanto, su salud, es a través de un comedero inteligente.
- Disminuye o aumenta su consumo de agua: los gatos son quisquillosos para beber y, por lo general, beben poco, sin embargo, un cambio brusco en su consumo es señal de que algo no está bien. Un aumento excesivo (polidipsia) puede ser una señal de diabetes, mientras que una disminución puede indicar muchas otras enfermedades. Una manera de monitorizar y fomentar un adecuado consumo de agua es a través de un bebedero inteligente.
- Vocaliza o se agita en el arenero: un gato que muestra este comportamiento anormal podría ser víctima del estreñimiento o tener algún otro dolor.
- Camina con el abdomen sumido o la espalda flexionada: muchos gatos adoptan esta postura cuando tienen dolor en el abdomen o de riñones. No se debe confundir con la postura de lomo arqueado que adoptan cuando se sienten amenazados o se están estirando.
- Su pelaje pierde lustre, se apelmaza o se ve constantemente erizado: un gato enfermo dejará de acicalarse, por lo que las señales de descuido no tardarán en aparecer en su pelaje.
- Se esconde (más de la cuenta): a todos los gatos les gusta escabullirse y esconderse. Sin embargo, cuando un gato se encuentra mal, se retrae por periodos prolongados. Esta suele ser una señal grave.
- Sus ojos están opacos y entrecerrados: los hermosos ojos gatunos son muy expresivos. Una señal de enfermedad es cuando no los abren por completo y, en ocasiones, también se llega a ver el tercer párpado todo el rato.
Así que ya sabes, observa el lenguaje corporal de tu gato y acude a tu veterinario si notas cambios abruptos. Las revisiones regulares, así como llevar la vacunación y desparasitación de tu gato al día son una manera efectiva de conservar su salud. #MyPet
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