El juego es fundamental para cualquier especie: esparcimiento, ejercicio, interacción con otros animales de misma o distinta especie,… En demasiadas ocasiones suponemos que el animal podrá jugar él solo con los juguetes que le ofrecemos y la verdad, nada más lejos de la realidad. Un perro se sentirá mucho más interesado por cualquier tipo de juego que le proponga su mejor amigo humano, sea cual sea.
El perro siempre está atento a aquello que nosotros podamos realizar, por si pueden acompañarnos. Les da igual lo que vayamos a hacer, les encantaría compartirlo con nosotros. Por esta razón, comprenderemos que una pelota, por poner un ejemplo, no le va a ofrecer nada si no la empuja con su pata o la mordisquea hasta que se aburra.
Pero, ¿qué sucede cuando su mejor amigo de dos patas no está para interaccionar?
Para este propósito existen los juguetes interactivos, aquellos que proporcionan al animal un estímulo que fomente su interés e interacción. Aquí es donde aparece el error de una gran parte de humanos: le dejamos la casa llena de juguetes y ya elegirá el que más le guste… ¡Pues no!
Un juguete inerte, sin nada que descubrir, sin un mísero aliciente, solo será utilizado pequeños momentos, momentos que no llegarán a cubrir las necesidades de esparcimiento y expansión del animal. Los juguetes interactivos están basados, en la práctica totalidad, en la obtención de un premio, generalmente en forma de golosina o alimento.
Es cada vez más abundante la variedad de juegos interactivos disponibles en las clínicas y en las tiendas especializadas. El factor común de todos ellos es que el animal tiene que estimular su ingenio y habilidades para obtener algo. Por ejemplo, existen pelotas con huecos para introducir premios o alimentos. Pueden ser estructuras más o menos complejas que el animal debe explorar para encontrar el deseado galardón alimenticio.
Debemos dejar de lado, por muy agradables o graciosos que nos resulten, los juguetes con forma de pollo, cerdito, hamburguesa, zapato… Estos elementos no le aportan nada a nuestro mejor amigo, y menos aún si nosotros no estamos al otro lado de ese método de diversión.
Ya lo hemos dicho, el mejor juguete interactivo eres tú. Pero cuando no puedas estar con él, proporciónale juguetes interactivos que le entretengan a cambio de recompensas en forma de golosinas o alimentos que le gusten. Recuerda, el momento del juego es muy importante para el correcto desarrollo de nuestro mejor amigo, así que ayúdale a divertirse con el juego.
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