Teniendo muy claro que antes de incorporar a un ser vivo a nuestro hogar debemos hacer una profunda y sincera valoración de nuestra capacidad para tan especial tenencia, debemos tener también muy presente, que esa valoración puede no ser del todo adecuada, correcta, o que las circunstancias de nuestra vida den un giro radical tras la entrada de un perro en el hogar.
No son pocas las personas que se dan cuenta, tras la decisión e incorporación de un nuevo miembro de 4 patas a nuestra familia, que es inviable la convivencia, o que causas laborales o familiares impide o dificulta en gran medida la tenencia de la mascota.
Ante este tremendo cambio de escenario, principalmente en la futura vida del animal, lo mínimo que te pedimos es que, al menos, nos ocupemos de dejar al animal en manos de otra persona o familia que pueda darle lo que nosotros no pudimos.
Es evidente que sólo existe una vía que nunca debe pasarse por la cabeza de aquellos que quieran o deban dar marcha atrás en esa relación: el abandono. El abandono es el acto de mayor cobardía y vileza que un humano puede cometer con un animal. Una triste realidad en nuestro país que nos coloca a la cabeza de Europa en tan indigna acción.
Como parece que todos tenemos derecho a equivocarnos, y que también nuestras vidas son susceptibles a imprevistos y cambios, si hemos de dar por finalizada la relación con nuestro animal de compañía, veamos las opciones que tenemos para intentar darle al animal un futuro mejor:
- La primera opción sería poner en conocimiento de nuestro entorno cercano (familia, amigos, vecinos…) nuestra decisión, por si alguna de esas personas estuvieran en disposición de acoger al animal en sus vidas.
- Aparte de lo comentado en el primer punto, podemos acudir a nuestra clínica veterinaria habitual y comentarles la situación por si ellos supieran de alguna familia a la que pudiera interesarle acoger a la mascota.
- Otro punto a tener en cuenta es ponernos en contacto con las entidades de protección de nuestra zona. Desgraciadamente estas entidades suelen estar colapsadas de animales que pueblan las jaulas de los centros de protección animal públicos y privados. Puede que la entidad no sea capaz de admitir a ese animal en sus instalaciones por falta de espacio o recursos pero, lo que está claro es que podrán ayudarnos a buscar opciones.
- Y por supuesto que podemos y debemos utilizar nuestras redes sociales, las de amigos y familiares, para comunicar la situación e intentar localizar a alguien que quiera incorporar a sus vidas a ese animal.
- Por último, y en caso de que todo falle y no podamos encontrar una solución en el plazo que deseamos, lo mínimo que deberíamos hacer hasta que encontráramos una solución sería llevar al animal a una residencia para mascotas.
Es evidente que llegado a este punto en el que no se han encontrado soluciones por las vías comentadas en los primeros puntos, la negra sombra del abandono puede volver a presentarse delante de nosotros, pero recuerda…
Todos, sin distinción, podemos equivocarnos.
Todos, sin distinción, podemos sufrir un cambio total en nuestra vida.
Todos, sin excepción, debemos ser responsables de nuestros actos, y, más aún, si entre esos actos se encuentra la protección y salvaguarde de una vida.
No lo abandones y asegúrate de que le encuentras un nuevo hogar. #MyPet
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